lunes, 3 de diciembre de 2012

APOLO Y DAFNE


Apolo, pese a ser el dios de la belleza, no tuvo siempre suerte en el amor. Tampoco con los muchachos tuvo mejor fortuna. Estos fracasos quizá debieron, a que Apolo se había burlado un día del Amor y de sus artes. Apolo enorgullecido por haber dado muerte con sus flechas a la terrible serpiente Pitón, se atrevió a reírse de Eros, el hijo de Afrodita.

Eros molesto, escogió dos flechas: una del amor y otra del desdén. Con la primera clavó el amor en el pecho de Apolo, y con la segunda el desamor en el de Dafne.

Dafne era una ninfa del agua, tan atractiva, dulce y delicada como inteligente, escogió seguir los pasos de Artemis.

Apolo, sintió cómo de repente surgía dentro de él un amor devastados por aquella hermosa muchacha y comenzó a perseguirla.

Dafne se sentía hastiada de aquella persecución insolente, y rechazaba una y otra vez al dios. Apolo, continuaba solicitando su amor. Finalmente, quiso tomarla por la fuerza: la ninfa comenzó a correr huyendo de él. Dafne, notando que se le acababan las fuerzas, imploró ayuda a Artemis, su diosa protectora.

Artemis, conmovida, juntos en el momento en que Apolo llegaba a alcanzarla entonces empezo a convertirse en un bellísimo árbol: el laurel.

Apolo, sollozaba abrazado a su tronco, mientras sentía que las ramas rozaban la cabeza.

A lo largo de lo tiempor, las coronas de laurel han cubierto las cabezas de los héroes y los campeones. Y, los cabellos del inmortal Apolo.

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